miércoles, 26 de octubre de 2011

HACIA UNA MODERNIDAD PLURICULTURAL


Si observamos la historia de las relaciones sociales en todas las sociedades y en particular la nuestra, podemos constatar que es difícil la convivencia  entre grupos de personas con diferente origen cultural, en un solo ámbito territorial. Son  relaciones complejas que se exacerban cuando, como en el caso peruano, se suman a las diferencias culturales la exclusión y la pobreza, producidas, entre otras razones, por el fenómeno de la dominación de una cultura sobre la o las otras. Estos son precisamente los fenómenos sociales sobre los que hay que intervenir, con una perspectiva de interculturalidad para lograr superar las diferencias existentes y encontrar formas de integración y bienestar para todos. 

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Se trata de un proceso largo y difícil en el que está en juego no solo la viabilidad del Perú como nación, sino también la posibilidad de su desarrollo. En sociedades marcadas por el conflicto y las relaciones asimétricas de poder entre las diferentes culturas, se torna imperativo propiciar la integración sobre la base de principios de interculturalidad para la construcción de nuevos consensos y  acuerdos, así como del reconocimiento de identidades culturales valiosas.

Se trata de fomentar el diálogo y el intercambio de saberes o conocimientos, percepciones y visiones de la vida y el mundo, sobre la base de valoraciones del uno hacia el otro, pero no con la finalidad de establecer simplemente un modus vivendi, sino para integrarse y propiciar la aparición nuevos productos y conocimientos, hijos de ese intercambio que, como en el caso de la gastronomía nacional, alcanzan nuevas cotas de perfección y se convierten en los nuevos valores de la nación.   

De lo que se trata entonces, es de proponer nuevos valores al mundo de hoy, de difundir maneras de ver, trabajar y producir, inspiradas en nuestras propias tradiciones, creando al mismo tiempo formas nuevas de modernidad. Esto es posible de ser creado al desarrollarse afianzando nuestra multiculturalidad y creando modernidad desde ella. Es fundamental conocernos, descubrir nuestros conocimientos ancestrales y dotarlos de los instrumentos de la modernidad para que juntos, el valor de lo moderno y el valor de lo tradicional, generen lo nuevo. Es posible imaginar una modernidad diversa y plural, más rica, que considera y explora muchas alternativas a la vez y que las confronta permanentemente en los nuevos y veloces espacios de hoy.  

Es posible crear relaciones sensatas de convivencia sobre la base del respeto y aprovechamiento de la diversidad, aspecto en el cual el Perú tiene ventajas comparativas, si somos capaces de ir a nuestras raíces y aprender de nuestras antiguas culturas. No podemos dejar de lado el hecho que desde siempre, los antiguos peruanos supieron manejar la diversidad de la naturaleza. Pero además, tuvieron muchos recursos para manejar la diversidad de los grupos sociales y hacer posible la convivencia entre quienes se mantenían diferentes.

Nos corresponde entonces asumir el riesgo de luchar por un mundo regido por el principio de la interculturalidad, desde luego de enormes dimensiones, aprendiendo a pensar el mundo desde nuestra experiencia en un diálogo constante con quienes han avanzado desde su propia historia en la construcción de propuestas del manejo de la diversidad. Algunos caminos se han abierto en el arte, la música, la pintura, la literatura como no. También en la ya mencionada gastronomía pero la gran apertura de los saberes ancestrales sobre la seguridad alimentaria, el manejo del ambiente, la biodiversidad, la textilería con fibras de camélidos sudamericanos, la medicina y otros muchos aspectos aún esperan ser potenciados. La tarea es inmensa pero la recompensa para todos será, sin ninguna duda  mucho mayor.      

martes, 18 de octubre de 2011

HUANCAVELICA NECESITA UN PROGRAMA DE DESARROLLO ALPAQUERO

El ámbito alpaquero abarca el espacio de puna de la región Huancavelica, la que se ubica en los andes centrales del Perú. Esta parte de la región presenta condiciones naturales y situaciones socioeconómicas que desafían, pero al mismo tiempo ofrecen oportunidades para el propósito de lograr un desarrollo sostenible.
Huancavelica se encuentra ubicada en la sierra central del Perú, en plena región andina, con una extensión total de 22.131,47 Km2, que representa el 1.7% del territorio nacional. Su capital, del mismo nombre, está localizada a 550 Km. de la ciudad de Lima, políticamente se divide en 07 provincias y 97 distritos, todos ubicados por encima de los 2,000 m.s.n.m. Su territorio es cruzado por dos grandes cadenas de montañas andinas, existiendo entre ellas un espacio de puna que corresponde a las Altas Plataformas Andinas. 
 
La región tiene como principal recurso económico la ganadería y la agricultura y en términos macroeconómicos, la actividad agropecuaria es la segunda más importante del PBI regional, después del sector de los servicios[1]. Las distintas crianzas se encuentran distribuidas, en número, tipo y calidad, de manera muy heterogénea en el territorio regional. La crianza de camélidos sudamericanos (el tipo de ganado con mayores perspectivas de desarrollo[2]) se concentra en un corredor que cruza transversalmente la parte central de la región. Este corredor involucra 7 distritos y alberga más del 70% de la población de alpacas y llamas (Huancavelica, Ascensión, Pilpichaca, Santa Ana, Lircay, Acobambilla y Nuevo Occoro). La familia ganadera típica maneja rebaños mixtos, donde las proporciones de los tipos de ganado varían de acuerdo al piso altitudinal (a mayor altitud mayor presencia de camélidos sudamericanos).

A pesar de las dificultades y limitaciones, la región presenta potencialidades económicas en determinados circuitos productivos y comerciales que se han constituido alrededor de algunos cultivos y crianzas. El circuito económico que destaca es el de los camélidos sudamericanos, y los productos con mayor potencial de estas especies para el desarrollo competitivo local, son la fibra y carne de alpaca. Y aunque la fibra de alpaca continúa articulando su producción a las empresas de la industria textil del departamento de Arequipa, se distinguen mejores condiciones, expresadas en una importante mejora de los precios, gracias a la obtención de los diferenciales por la categorización y clasificación de la fibra y a un mayor poder de negociación logrado por la mayor organización de los productores para la venta.

Los programas de apoyo al desarrollo de estas comunidades, pasan necesariamente por el mejoramiento de los pastos, establecimiento de proyectos de recuperación de los ojos de agua y alimentación de la napa freática; la difusión de la carne de alpaca para el consumo humano, que es muy saludable por su riqueza proteica y escaso contenido de colesterol; el apoyo a la comercialización en mejores términos de la fibra textil de alpaca, de tal manera que la familia alpaquera pueda vender la fibra seleccionada a mayores precios, dando así trabajo mejor remunerado a las mujeres de las comunidades; publicitando la calidad y los ocho colores naturales de la fibra de alpaca en los mercados nacionales e internacionales.

El apoyo en estos rubros a la población será un importante aporte para los miles de hombres y mujeres que en las zonas altas de los andes se dedican a la crianza de los camélidos sudamericanos y otras especies. Este esfuerzo deberá ser complementado  de los programa sociales Pensión 65, ampliación de Juntos (30 distritos priorizados en Huancavelica) y el Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU), con ambulancias equipadas, personal especializado para atender casos de emergencias a la población rural que espera atención. Crear empleo adecuado, una educación y salud de calidad, el desarrollo de capacidades humanas y condiciones institucionales, como base de un verdadero proceso de inclusión social de los más pobre, es el camino correcto para emprender el camino del desarrollo.



[1]  Perú en Números 2007 – Instituto Cuanto 2007.
[2]  ¿Capitalizan los Pobres? Experiencias de generación de ingresos en familias altoandinas. DESCO -2005.

lunes, 17 de octubre de 2011

HAY FRIO, MUCHO FRIO, PERO EL FRIO ES MÁS INTENSO CUANDO VIENE DE LA AUTORIDAD

Reportajes de cómo el friaje acecha a las comunidades alto andinas es un tema recurrente durante la mitad del año. Y es de todos los años también que la empresa privada conjuntamente con la ciudadanía realicen campañas de solidaridad. Sin embargo, estas “soluciones” no resuelven el problema de fondo: El verdadero friaje es el gubernamental hacia aquellos que más necesitan la presencia del Estado. ¿Acaso estos pueblos de las alturas no son parte del Perú? ¿Quién dijo que no quieren pertenecer al sistema? Al parecer los gobiernos precedentes tenían soroche para enfrentar el problema, temor que el Presidente Ollanta Humala ha manifestado no tener. Es momento de cambiar esta realidad y terminar con la exclusión.

Los índices macro económicos crecen a la par que la desigualdad en la distribución de las riquezas. Este malestar se evidencia en los más de 200 conflictos sociales presentes, la mayoría de ellos en las zonas rurales. Es tiempo entonces de volver a mirar y replantear los conceptos de inclusión y desarrollo.

De la misma manera en que la solución para los problemas de las zonas rurales no es la dotación de frazadas o alimentos, tampoco los programas sociales terminarán con el problema principal: Los pueblos de las zonas altas están excluidos y sólo las políticas de estado en acción conjunta con los gobiernos locales podrán lograr inclusión con desarrollo. Y esta debería ser la consigna principal para la creación del Ministerio de Desarrollo e inclusión.

El tema de la inclusión ha sido el leitmotiv de la campaña electoral de Gana Perú y sin duda es la principal promesa electoral. Pero ¿Qué es eso de la inclusión? Pareciera que muchos de los que hablan de este tema entienden que se refiere exclusivamente a la expansión de los programas sociales vigentes y la puesta en marcha de los nuevos que se han anunciado. Sin embargo debemos decir que no es así, pues la inclusión es un proceso que da participación a la población que ha sido excluida del sistema económico por la naturaleza de la explotación capitalista, que ha favorecido a la empresa frente al trabajador, que ha fortalecido la urbe frente al campo, que ha privilegiado a la capital frente a la provincia y ha construido una sociedad y una economía para atender preferentemente a quienes tienen más frente a los que tienen menos.  

La inclusión de la que hablamos y que debe ser el objetivo central del quehacer gubernamental, es social, económica, cultural y política y debe dar como resultado la participación de la población excluida en todos esos niveles. Pero, es sobre todo, participación en la toma de decisiones. Bien venidos sean los programas sociales, pero el resultado de ellos no será la inclusión que buscamos sino vienen enmarcados por una política que revalore a las poblaciones rurales, abra las compuertas del mercado a sus  productos a precios justos, mejore la participación del trabajo en la producción, establezca mecanismos de participación política de los que hoy están excluidos en la toma de decisiones. Supone también un lucha contra la pobreza que no se basa en la donación ocasional de raciones suplementarias de alimentos, ropa o calzado para los pobres, lo que sin duda es necesario como una solución temporal a un estado de postración,  sino que afirma la necesidad de crear empleo adecuado, ofrecer una educación y un sistema de salud de calidad para todos, para lograr desarrollar las capacidades humanas y condiciones institucionales como la base de un largo proceso de inclusión social que requiere nuestro país, para superar los muchos siglos de exclusión de los que hemos sido victimas. La pobreza no es otra cosa que una clara manifestación de que la sociedad que la padece, no ha sido capaz de organizarse de manera justa ni generar las condiciones que hagan que sus ciudadanos posean las capacidades para salir de ese estado.     

Más que crecimiento lo que necesitamos es establecer una política social enganchada al desarrollo, que suponga un crecimiento económico, pero al mismo tiempo incluya una equitativa redistribución de la riqueza y un proceso de inclusión de todos los peruanos.